Nosotros, los perdedores
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Bernat Vicens és president de Drets Humans de Mallorca
* Joan Carrero és president de la Fundació S'Olivar
Desde el 25M se vienen haciendo algunas afirmaciones muy
convencionales y no exentas de demagogia: Los electores
nunca se equivocan, la sociedad española ha
demostrado su madurez democrática, ha sabido dejar de lado las
cuestiones internacionales en estas elecciones autonómicas,
etc. Algunos, por el contrario, estamos convencidos de que en
estas elecciones ha habido mucho de traición a la paz, a la
justicia y a la fraternidad universales. A la hora de la verdad,
estos valores, que son la esencia misma del cristianismo, no han
contado nada en nuestras islas sociológicamente tan católicas.
También estamos convencidos de que los seres humanos, la especie
humana, se equivoca continuamente. Quizá no haya una caracterÃstica
más nuestra que la mezquindad en nuestras opciones y nuestros
constantes errores. Pero a la vez, quizás no haya en nosotros
otra cualidad más conmovedora que la de aprender, aunque sea muy
lentamente, a base de errores y más errores. Aunque también
cabe la posibilidad, no faltaba más, de que seamos nosotros los
que estemos equivocándonos. Cabe la posibilidad de que ahora el
infalible no sea el obispo de Roma cuando habla ex cátedra, sino
la sociedad estadounidense cuando apoya entusiasmada las
aventuras bélico-petroleras de su presidente. Quien sabe... Lo
cierto es que un porcentaje muy alto de ese 92% de electores que
estaba en contra del ataque a Irak ha dado su apoyo a un partido
bien sumiso a quien copatrocinó ese ataque. Los seres humanos
estamos llenos de contradicciones e incongruencias. Seguramente,
el pasado 25M, muchos en nuestras islas, desde el miedo, han
priorizado casi en exclusiva la propia cuenta bancaria. Han dado
la espalda a aquel proyecto que les era presentado como
perjudicial o incluso catastrófico para esa cuenta. Otros, de
nuevo a la contra, sabemos que no estamos en esta vida para
asegurarnos una existencia mediocre pero sin sobresaltos, o para
acumular y acumular, o sea para ser los mejores. Sabemos que
estamos aquÃ, en este precioso tiempo de gracia que es la vida,
para aprender y servir.
Estos dÃas hemos oÃdo y leÃdo una y otra vez que el Pere-Sampol-Muñoz,
el PSM, es el gran perdedor. Puede ser... En nuestra cultura del
éxito y de los resultados, sin reparar mucho en los medios, se
suele felicitar sólo a los triunfadores. Puede que tal hábito
tenga su lógica y que tal felicitación sea, en muchos casos, de
justicia. De hecho queremos felicitar sinceramente a todos los
vencedores de estas elecciones, al PP balear y especialmente a
nuestras estimadas amigas Catalina Cirer, Francisca Bennassar,
etc. Pero hay una lógica diferente, como dice Antoine de Saint-Exupéry,
entre otros. Y, según esa lógica, queremos sobre todo felicitar
muy sentidamente a todos los perdedores, a todos los pesemeros y
especialmente a nuestros admirados amigos los dos Peres. Los
felicitamos por su coherencia, por su fidelidad a los valores que
siempre han defendido más allá de los réditos electorales, y
por lo mucho y bien que han trabajado por las islas durante estos
últimos años. Les felicitamos también por ser capaces de
mantener tan ligadas la S de solidaridad a la M de Mallorca,
aunque los califiquen tan injustamente de nacionalistas
excluyentes. Los que creen que unas instituciones autonómicas y
unos nacionalistas como ellos no pueden hacer mucho en las
grandes cuestiones internacionales y apuestan por el voto
útil, no saben bien lo que dicen ni los conocen
suficientemente. En este momento, en el que están desposeÃdos
de toda parcela de poder, unas ONGs como las nuestras (que
para lograr resultados y ser eficaces dependen de subvenciones y
ayudas institucionales), quieren decirles que están con ellos,
los perdedores. De hecho, nosotros mismos somos los perdedores,
como ellos y como los millones de hermanos nuestros vÃctimas de
lo que hacen o dejan de hacer los poderosos de nuestro mundo,
los que cuentan. Hemos fracasado una vez más en
nuestro intento de lograr que esas grandes cuestiones, como la
justicia y la paz, cuenten a la hora de depositar nuestro voto.
Pero queremos que sepan que a pesar de todo seguimos apostando,
al igual que ellos, por la coherencia y los valores.
Nuestro Govern está ya en manos de un PP que permanece aún
sumiso a las directrices de alguien que no ha tenido ningún escrúpulo
en liderar polÃticamente, de forma tan activa y tan
personalista, una guerra de agresión. Es para nosotros una
cuestión de conciencia el no aceptar ni un euro de aquellas
instituciones nacionales y autonómicas que presida un PP
liderado por él. Creemos que el señor Aznar no está moralmente
autorizado para liderar algo tan noble como es la verdadera
solidaridad. No se puede hacer asistencialismo mientras se sigue
engrasando un sistema global que no cesa de generar pobreza,
violencia y sufrimiento incalculables. No podemos seguir como si
no hubiese pasado nada de cuanto ha pasado. Y no se trata de un
gesto que mire sólo al pasado, sino que pretende levantar
preventivamente la voz ante un probable futuro internacional de
arbitrariedad e ilegalidades criminales. Si José Maria Aznar ha
copatrocinado tan alegremente una guerra de agresión,
nosotros no creemos que se pueda pasar del mismo modo, tan fácilmente,
de lasmanifestaciones en contra de esa guerra y de las anteriores
subvenciones de Izquierda Unida a las del PP de Aznar, sin
traicionar de algún modo valores demasiado sagrados. Otros ya
harán cola ante el grifo de las subvenciones del nou Govern,
evitando preguntarse si tales subvenciones están o no manchadas
de sangre y petroleo iraquÃes. Y no nos referimos a los
misioneros mallorquines que, desde hace décadas y por encima de
los avatares electorales, trabajan tan generosamente con y para
los últimos de nuestro mundo. Nosotros nos sentimos llamados a
intentar provocar lentamente, desde la libertad interna y la
independencia polÃtica, el cambio de conciencia que creemos que
nuestro mundo necesita. Eso sólo podemos hacerlo con gestos de
lucidez crÃtica, de desinterés personal y de generosidad que
interpele, gestos como los de aquellos perdedores de la història
que tanto admiramos y a los que seguimos, porque el futuro es
suyo y nuestro. La Providencia ya se cuidará de proporcionarnos,
por añadidura, los medios que nos sean necesarios para poder
desarrollar la tarea que nos corresponde en esta vida. En este último
tiempo hemos manifestado públicamente que la gestión de esa
gran cuestión ética que es la solidaridad internacional debe
estar al abrigo de cualquier partidismo polÃtico y también de
cualquier control sectario por parte de algunas ONGs u
otros colectivos. Por ello, organismos multi-institucionales como
son los Fons de solidaritat son la mejor fórmula. En todo caso,
por el momento, nosotros optamos por renunciar a toda subvención
del Govern. Será duro abandonar a su suerte a los miles de niños
africanos y sudamericanos a los que hemos dado escolaridad y
alimentación durante estos últimos años. Pero no queremos que
nuestros árboles tan queridos, nuestros proyectos de cooperación,
nos oculten el bosque de un sistema internacional injusto y
genocida.
Entre tanto animamos a los amigos del PSM a buscar, sin
desanimarse, las nuevas estrategias en ese importante ámbito
intermedio que existe, estamos seguros de ello, entre el
territorio de una realpolitik pura y dura, sin ningún tipo de ética,
y el territorio de la utopÃa realizable en el que se mueven
nuestras ONGs. Los resultados electorales en Catalunya han
demostrado que existe un ámbito nacionalista y progresista que
puede y debe tener un rol clave en el futuro. Han mostrado también
que crÃmenes (sÃ, crÃmenes) como los de Irak pueden y deben
afectar, si no a las elecciones locales, al menos a las autonómicas
y a las nacionales. Vivimos en medio de una globalización que
pretende desconectar a los pueblos de sus raÃces culturales e
históricas, que es depredadora del medio ambiente y que
convierte a la mayoria de la humanidad en excluidos del sistema.
Hoy, más que nunca, es necesario un partido nacionalista,
ecologista y socialista. Vivimos, o nos vive, una globalización
neoliberal e un pensamiento único incapaz de aceptar matices.
Una globalización que se sirve de una mentalidad bastante
maniquea (el Bien y el Mal, etc.). Mentalidad maniquea que en la
historia de España ha sido tan propia de una derecha
intransigente (cristianos y paganos, rojos y nacionales, etc.),
pero que en la etapa más reciente de esa historia tampoco es
ajena a algunas gentes de izquierda con demasiados clichés i
tics (izquierda o derecha, nacionalistas o internacionalistas,
creyentes o racionales, etc). Tal simplismo maniqueo acaba
llevando a un bipartidismo excluyente. Por eso es tan necesario
un progresismo nacionalista, amable y tolerante. Progresismo
nacionalista, reformista y no rupturista, sin radicalismos
maniqueos, pero con esas raÃces y esa radicalidad que molesta
tanto al nacionalismo integrista del presidente José MarÃa
Aznar. Un presidente que, con una prepotencia creciente, acusa
incansablemente de radicales a todos aquellos que discrepan de él
en lo más mÃnino.
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